La Casa de la Cultura, hoy Centro Cultural, «García Lorca» consituye una de la luchas más emblemáticas de la Asociación y los vecinos y vecinas de Carabanchel Alto |
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Los antecedentes de la Casa de la cultura de Carabanchel Alto (actual Centro Cultural Federico García Lorca) se remontan al año 1964, en que el Ayuntamiento de Madrid aprueba un convenio suscrito con la dirección General de Archivos y Bibliotecas, sentando las bases de colaboración para la puesta en funcionamiento en Madrid de 6 Casas de la Cultura. Uno de los solares que se cedían al Ministerio de Educación y Ciencia era el de la Calle Eugenia de Montijo 105, según se acordó en 1966 Las obras comenzaron, pero quedaron a medias por una supuesta quiebra de la constructora, método habitual en la época para largarse con los millones adjudicados. Desde eso momento el lugar se convierte en cobijo y refugio de todo tipo de «seres vivos», desapareciendo poco a poco las tuberías y otros elementos de valos que habían sido colocados.
Se redobla la campaña, colgando una gran bota del edificio como alegoría de la petición que los vecinos le hacían a los Reyes Magos de aquel año. Esta campaña de su primer futo con la publicación de un concurso-subasta para la finalización de las obras, que fue adjudicada por 16 millones de pesetas. Con la reanudación de las obras, la Asociación y el Aula realizan una encuesta entre los vecinos para conocer sus gustos y la mejor utilización que se podía dar a ese edificio. La alegría duraría poco, al circular un rumos de que el solar era de arcillas expasivas, con lo que no se sustentaba bien. Además la estructura estaba muy deteriorada, no tanto por el paso del tiempo como por la baja calidad de los materiales empleados en su construcción inicial. Ante esta situación, el Ayuntamiento hace que el solar revierta a su competencia.
Nueva corporación democrática surgida de las elecciones. comienza una nueva ronda informativa con los reposables municpales electos.
En la campaña anterior participan miles de vecinos del barrio, pero también fue necesaria la presencia de un grupo de tan solo quice vecinos, apostados con una gran pancarta el sábado 11 de abril en 1981 en la plaza de la villa, demostrando más moral que otra cosa, para que la decisión final se tomara.
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