El domingo, 7 de noviembre de 2004, tuvimos el honor de inaugurar la calle Salvador Allende en el PAU de Carabanchel.
El acto fue organizado por:
La Asociación de Vecinos de Carabanchel Alto.
El Grupo Municipal de IU en el Ayuntamiento de Madrid.
La Asociación de Chilenos en España (ACHES)
En este acto se descubrió una placa en memoria del Presidente Chileno.
MANIFIESTO INAUGURACIÓN de la CALLE SALVADOR ALLENDE
Hace 34 años el pueblo chileno, en un proceso legítimo y democrático, dio la victoria electoral a la Unidad Popular, con Salvador Allende a la cabeza como presidente de Chile. La clase trabajadora tomó la palabra, pacífica y democráticamente, y eligió unos gobernantes que representaran y defendieran sus derechos y necesidades. El proyecto transformador de la Unidad Popular ilusionó a los chilenos, y éstos lo legitimaron, no sólo con su voto, sino implicándose masivamente en él.
Allende alcanzó el poder y, comprometido con el pueblo chileno para llevar adelante su programa, puso en marcha un proceso socialista y transformador sin precedentes. Es ejemplarizante que un político dijera abiertamente en campaña lo que verdaderamente pretendía hacer y que, una vez alcanzado el poder, realmente lo cumpliera. Ese es un valor democrático del que Allende hizo gala toda su vida: no engañó a nadie, cumplió con lo que prometió.
Sin embargo, la transformación de la sociedad chilena que inició la Unidad Popular se truncó cuando un salvaje golpe de estado traicionó la voluntad de los chilenos. La cúpula militar, sostenida con dinero y armas llegados de los Estados Unidos, tomó el poder violentamente, y se inició una época de persecución, terror, asesinato, opresión y exilio contra todos aquellos que habían albergado la esperanza de convertir Chile en un país socialmente más justo y democrático.
Allende podría haber sido derrotado en las urnas o podría haber fracasado en su proyecto político, pero el pueblo chileno lo eligió a él, y en democracia nadie tiene derecho a acallar la voz del pueblo, que es soberano para decidir su futuro. La verdadera democracia reside en la libertad, es la expresión de libertad del pueblo, y si en democracia no se puede ser libre, la democracia no existe. Porque la verdadera democracia no se rinde, no se humilla ni acepta caudillos.
En democracia, además, el perdedor tiene voz y es respetado. ¡Esa es su gran virtud!: La democracia implica la no exclusión de las minorías, el respeto al pensamiento diferente, la posibilidad de convivencia en armonía y, por lo tanto, el derecho a vivir en paz. En el Chile de Allende, la democracia existió con plenitud, sin duda alguna.
Pero los que nunca han sido demócratas acabaron brutalmente con el modelo de convivencia democrática. Los antidemócratas toleraron la democracia sólo cuando beneficiaba a sus intereses, o a los de quienes, desde los Estados Unidos, los apoyaban. Sin embargo, no dudaron en utilizar la fuerza del ejército para aplastar con sus carros de combate los avances sociales y democráticos del pueblo cuando la democracia no les convenía. Ocurrió en Chile, como antes había ocurrido en España, como ha ocurrido en más sitios y como sigue ocurriendo en otros lugares del mundo.
Al Chile de hoy aún le queda un largo camino para alcanzar el grado de soberanía popular que tuvo en la época de Allende. Porque todavía se priva del derecho al voto al compatriota emigrante o exiliado. Porque aún hay leyes que dan la última palabra a la cúpula militar. Una nación sólo será verdaderamente libre y democrática cuando los ciudadanos sean capaces de organizarse para defender y hacer respetar su voluntad contra la ambición de tiranos propios o contra injerencias externas. Una nación será libre cuando las fuerzas armadas estén al servicio de la voluntad del pueblo y no al contrario. De la experiencia de Allende hemos aprendido que un pueblo, para ser libre, no sólo ha de ejercer su libertad, también ha de ser capaz de defenderla.
La figura de Salvador Allende tiene un valor extraordinario para todos los seres humanos, con independencia de sus tendencias políticas. Era un verdadero socialista, de los que nacionalizan empresas y expropian a terratenientes, y dedicó su vida a defender esas ideas. Siendo además un hombre de profundas convicciones democráticas, lo hizo de la única manera que consideraba válida, la pacífica y democrática. Allende creía que, para vencer, tenía que convencer. Y cuando se produjo el golpe no quiso huir ni entregar el poder para salvar su vida, antepuso sus convicciones y no renunció a su cargo porque para eso habría significado traicionar al pueblo que lo eligió.
Por todo esto, Allende es un ejemplo y modelo de liderazgo para todo aquel que se considere un demócrata, sea socialista o no. Salvador Allende es una referencia para todos los ciudadanos que creemos en el derecho a convivir en paz con el que piensa distinto. Por ese motivo, todos los demócratas celebramos que hoy tengamos un lugar común que nos recuerde ese ejemplo, una calle de Madrid que llevará su nombre. Una calle que servirá recordar que la verdadera democracia se construye cuando el pueblo participa activamente en el desarrollo de su proyecto político y en el ejercicio del poder, como en su día hizo la Unidad Popular. Esa es otra virtud del Chile de Allende que los demócratas no debemos olvidar.
Españoles y chilenos tenemos semejanzas históricas, ambos pueblos hemos sufrido el rigor opresivo de la dictadura, y por eso nos sentimos hermanados en la sensibilidad hacia los valores democráticos. Cuando España se aproximaba al final del largo túnel de una dictadura de cuatro décadas, Chile sufría el mazazo de un golpe de estado que se llevaba por delante la vida de miles de chilenos y las libertades de otros tantos millones. Aquel 11 de septiembre de 1973 se convirtió en una fecha para no olvidar. Pero hoy no estamos aquí para conmemorar la muerte de Allende y la victoria de los traidores. Hoy es una fiesta de alegría, porque estamos celebrando aquel glorioso 4 de noviembre de 1970, día en el que Salvador Allende asumió el Gobierno de Chile, día en el que se hizo realidad la ilusión del pueblo chileno, que depositó sus esperanzas en él. Hoy, hemos venido aquí para celebrar la figura de un hombre que, comprometido con su pueblo, dio su vida por la democracia.
Madrid ha tardado mucho en encontrar un lugar para Salvador Allende. Quienes se esforzaron en mantener viva su memoria iniciaron un proceso que, con el apoyo de los vecinos, culminó cuando el Grupo Municipal de Izquierda Unida logró el apoyo unánime de todos los grupos del Ayuntamiento, para que Salvador Allende tuviera una calle en Madrid. Que esta calle de este barrio obrero de Carabanchel Alto lleve su nombre es motivo de alegría y orgullo para todos, chilenos, madrileños o carabancheleros. Porque es algo más que un homenaje a una persona, es un homenaje a los valores democráticos y al pueblo chileno, que un día decidió dirigir su propio destino haciendo uso de su legítimo derecho.
Los chilenos que se asentaron en España han sabido mantener vivo el recuerdo de Salvador Allende y han contribuido a difundirlo. Que hoy celebremos esta inauguración es, en buena medida, mérito suyo. Por eso, los chilenos de ayer y de hoy se encuentran presentes aquí, hermanados con los españoles que los acogieron y que, con esta modesta pero emocionada celebración, también quieren honrar la figura de Salvador Allende. Una celebración que tiene la voluntad de perdurar. Volveremos a encontrarnos aquí en el futuro. Quizás inaugurando algo más que una calle. Y seguro que con el apoyo de todos los que han querido honrar este acto con su presencia. Esperamos que esta iniciativa crezca en el futuro con la participación todos los que se sienten identificados con los valores democráticos que siempre representó Allende.
Y todo esto lo haremos por un sólo motivo: porque si los que traicionaron a la democracia quisieron enterrar la memoria de Salvador Allende, nuestra obligación es recuperarla y honrarla para que no caiga nunca en el olvido.
Salvador Allende, ¡presente, ahora y siempre!
7 de noviembre de 2004
Asociación de Vecinos de Carabanchel Alto
Grupo Municipal de Izquierda Unida de Madrid
Asociación de Chilenos en España (ACHES)